¿Has comenzado una actividad laboral remunerada y te planteas abrir una cuenta bancaria para gestionar tus finanzas? Descubre si te conviene una cuenta de ahorros o una corriente en función de tus necesidades y objetivos.
Una cuenta bancaria es, a grandes rasgos, una serie de depósitos de dinero en una entidad a la que le prestas los fondos y a cambio te permite, además de ir almacenando tus ingresos, centralizar una serie de gestiones financieras, como ingresar o retirar efectivo, realizar pagos o transferencias a otras cuentas, domiciliar recibos o contratar otros servicios financieros.
Pueden tener más de un titular, en cuyo caso la forma de disponer del dinero y de operar la cuenta puede ser de dos tipos:
- Mancomunada o conjunta: se necesita la firma de todos los titulares para autorizar cualquier operación.
- Solidaria o indistinta: cualquiera de los titulares puede operar libremente.
El sistema financiero español ofrece distintos tipos de cuentas para todos los gustos y necesidades. La división más básica y general distingue entre cuentas corrientes y cuentas o libretas de ahorro.
Ambas son cuentas a la vista y comparten algunas características:
- Liquidez total: puedes hacer ingresos o retirar tu dinero desde ellas en cualquier momento.
- Facilidad de apertura: aunque dependen de cada banco, en general alcanza con presentar algún documento de identidad (DNI, NIF o tarjeta de residente).
Pero entonces, ¿qué las diferencia?
Características de la cuenta corriente
La cuenta corriente está más orientada a que gestiones tus finanzas personales en el día a día y para que realices fácilmente todas las operaciones cotidianas:
- Ingresar fondos y disponer de ellos en cualquier momento
- Ingresar y emitir cheques
- Recibir y enviar transferencias
- Asociar tarjetas de débito y crédito
- Domiciliar recibos o tu nómina
- Contratar otros servicios financieros como préstamos o hipotecas.
Es importante que revises las condiciones porque pueden cobrar ciertas comisiones, por ejemplo, por mantenimiento de cuenta o por ciertas operaciones como transferencias o por uso de cajeros que no sean del banco. También pueden aplicar intereses por los descubiertos en la cuenta.
Características de las cuentas de ahorro
Las cuentas de ahorro, en cambio, están pensadas para que el dinero depositado genere una pequeña rentabilidad con muy bajo riesgo, a partir de mantenerlo inmovilizado. Sin embargo, como puedes retirar el capital en cualquier momento, los intereses son más bajos que los de un depósito a plazo fijo. Son productos destinados al ahorro. Y las hay de remuneración mensual, trimestral o anual.
Es importante tener en cuenta que en general las cuentas de ahorro son más limitadas que una cuenta corriente: no permiten domiciliaciones de nóminas o recibos ni vincular tarjetas de débito o crédito.
En resumen, si lo que necesitas es gestionar tu día a día de forma fácil y cómoda, una cuenta corriente será tu mejor opción. Si en cambio estás pensando en tu salud financiera y quieres iniciarte en el hábito del ahorro, será una buena idea disponer de una cuenta independiente y exclusiva donde puedas ir acumulando lo que logres apartar, y que no se mezcle con los gastos corrientes.
¿Y qué sucede con tu dinero ahorrado si tu banco quiebra? Desde 2011, existe el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito, cuyo objetivo es garantizar los depósitos en dinero y en valores u otros instrumentos financieros constituidos en las entidades de crédito, con el límite de 100.000 € para los depósitos en dinero o, en el caso de depósitos nominados en otra divisa, su equivalente aplicando los tipos de cambio correspondientes.
Como has visto, cada tipo de cuenta atiende a unas necesidades diferentes así que lo mejor es que examines tu caso particular y te decidas por una u otra en función de las facilidades que te ofrezcan.