De la mano de la economía digital, en los últimos años han surgido nuevas formas de invertir al margen de los circuitos tradicionales. Conceptos como el crowdfunding, crowdlending y el crowdequity están cambiando la industria financiera y en este artículo te explicamos por qué.
Para empezar a definir, podría decirse que el crowdlending y el crowdequity son diferentes variantes del crowdfunding que, a grandes rasgos, no es otra cosa que microfinanciación. Se trata de un esquema de financiación alternativa, colaborativa y colectiva, en el que muchos pequeños inversores aportan capital a un proyecto o empresa determinados.
En España, uno de los mercados en los que está ganando mucho terreno este esquema de inversión/financiación es el inmobiliario.
El crowdfunding implica 3 actores principales:
- El promotor: la empresa o particular que busca financiación para un proyecto.
- La plataforma: analiza el proyecto y busca inversores interesados.
- Los inversores: aportarán sus fondos.
Qué son el crowdlending y el crowdequity
Dentro de esa gran clasificación que es el crowdfunding, aparecen dos modalidades diferentes: el crowdlending y el crowdequity. Ambas se concretan a través de plataformas especializadas en internet en las que tanto los inversores como los promotores (empresas o proyectos) deben estar registrados.
Este modelo de financiación participativa está regulado por la Ley 5/2015 de Fomento de la Financiación Empresarial, que se proponía hacer más accesible y flexible la financiación, tanto bancaria como alternativa, para las pequeñas y medianas empresas.
Desde entonces, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) es la responsable de autorizar y supervisar a las distintas plataformas intermediarias, que son las encargadas de seleccionar, investigar, evaluar y rankear a los diferentes proyectos o empresas que aspiran a financiación y los pone a consideración de los potenciales inversores.
Características del crowdlending y el crowdequity
Aunque el crowdlending y el crowdequity forman parte del universo de las inversiones colectivas, tiene características muy diferentes.
Crowdlending
Es muy similar al modelo bancario: se trata de un préstamo que realizan muchos ahorradores o inversores a otros particulares o empresas, y que deberá devolverse mes a mes junto con el interés que se haya establecido.
Desde el punto de vista de las empresas implica ciertas ventajas: la tramitación y concesión de los préstamos suele ser más ágil que la vía bancaria y las condiciones son flexibles.
Sin embargo, es necesario tener presentes los costes adicionales, como las comisiones y otros cargos que implican la utilización de las plataformas online que gestionan todo el proceso. También conlleva el riesgo de que no se logre el total de los aportes solicitados: en la mayoría de los casos el esquema es “todo o nada”, es decir que el préstamo sólo se otorga si se alcanza el 100 % de la financiación buscada.
Por otro lado, al tener que hacer frente a pagos mensuales, se trata de un producto para empresas en funcionamiento, con ingresos que les permitan cumplir con sus compromisos de pago.
Desde el punto de vista del inversor, se trata de una inversión de renta fija, con reembolso, plazos e interés establecido en el contrato. Es una forma de diversificar una cartera de inversiones, con riesgo relativamente bajo.
Crowdequity
Es también una forma de inversión/financiación colectiva, pero implica que quien invierte participa en el capital de la empresa, es decir, se convierte en socio o accionista. La rentabilidad llegará en un tiempo indeterminado y sólo si el proyecto resulta exitoso y comienza a repartir dividendos. O bien si el inversor decide vender a otro su participación en la compañía. Pero si las cosas no salen bien existe la posibilidad de perder toda la inversión. Es una inversión de renta variable y se asemeja a la compra de acciones en la bolsa.
Se trata de una buena opción para empresas que estén buscando ampliar su capital o bien para pequeñas start-ups que inician su camino en los negocios. Desde el punto de vista del inversor, implica un riesgo elevado y el horizonte de retorno es a medio o largo plazo.
También se concreta a través de plataformas especializadas en internet, que están supervisadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Y ofrecen ventajas fiscales: los inversores que opten por financiar start-ups o empresas emergentes pueden recibir una bonificación de hasta 30 % en la declaración del IRPF cumpliendo ciertos requisitos.
Tanto el crowdlending como el crowdequity conllevan riesgos, como cualquier inversión, pero el segundo tiene un riesgo mucho mayor ya que la inversión se destina a empresas aun no consolidadas. Pero a su vez ofrecen un mayor rendimiento potencial en caso de que el proyecto resulte exitoso.
En resumen, se trata de formatos colaborativos, que se expanden gracias a la revolución digital y que abren un universo de posibilidades. Tanto a pequeños inversores que desean rentabilizar sus ahorros como a emprendedores, start-ups y pequeñas empresas en expansión que diversifican sus opciones para conseguir fondos más allá de los canales tradicionales
Si deseas aprender más sobre educación financiera, no olvides echar un vistazo a los cursos de Simple Finance.
