Estamos deteriorando la salud del planeta con un modelo de consumo agresivo e insostenible. Si lo piensas, tú también eres responsable de ese desgaste y está en tu mano ayudar a frenarlo.
En el pasado, comer sandía en invierno y mandarinas en verano se correspondería con la definición de un mundo al revés. Hoy la idea es de todo menos descabellada, gracias a la importación de alimentos de otros países y a la producción en invernaderos. Uno puede darse el lujo de comer pulpo de Marruecos, más barato que el gallego, o verduras y hortalizas de Francia. Y es que, aunque algunos países tengan un nivel de producción suficiente, las importaciones y exportaciones de alimentos son una parte importante de la ingeniería económica.
La situación resulta cuanto menos paradójica en todo el mundo: productos que recorren millones de kilómetros hasta llegar a tu plato, costes de producción insostenibles y una agricultura, ganadería y pesca local cada vez más perjudicadas por las importaciones.
Es posible que la solución no esté del todo en nuestras manos, pero algunos gestos pueden ayudar a dar un giro hacia modelos más sostenibles. Una opción sencilla por donde empezar es consumir productos de proximidad o los llamados de kilómetro cero.
5 ventajas de consumir productos de km 0
En este vídeo te contamos más sobre los beneficios de esta práctica: