En la actividad económica internacional, junto al intercambio de bienes, se generan relaciones desiguales entre los territorios que producen y los que consumen. El comercio justo es la iniciativa que pretende reestructurar esas relaciones que para mejorar la calidad de vida de muchas personas y contribuir al desarrollo de las economías más desfavorecidas.
La mayoría de nuestras transacciones tienen implicaciones globales, incluso cuando consumimos local. ¿Has pensado, por ejemplo, de dónde viene el café que compras en el supermercado? Algunos de los productos que consumimos provienen de países en vías de desarrollo en los que las condiciones laborales no son siempre óptimas y se pagan precios que apenas cubren las necesidades básicas de los productores.
El comercio justo persigue mejorar el modelo de comercio entre países desarrollados y en vías de desarrollo o subdesarrollados, de manera que se pague un precio justo por los servicios que se ofrecen y se garantice la equidad para todos los implicados en el proceso. Es una herramienta para mejorar las condiciones de vida en estos territorios y tú, como consumidor, puedes contribuir en esa lucha.
El comercio justo: un poco de historia
El comercio justo surge tras la Segunda Guerra Mundial, en un contexto de explotación comercial hacia los países del llamado “Tercer Mundo”. Algunas organizaciones benéficas en Estados Unidos comenzaron a abogar por un modelo que mejorara las condiciones de vida en estos países, no mediante el traspaso de dinero, sino estableciendo relaciones comerciales justas que fortalecieran su capacidad económica y transformaran las relaciones norte-sur.
Así surge un nuevo modelo alternativo que prima las condiciones de vida de las comunidades en los países en vías de desarrollo a través de un trato justo con los pequeños productores y que propicia esta vía de comercio evitando las barreras arancelarias. En 1964 se instaura el sistema de Comercio Justo en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) dando lugar a las primeras tiendas solidarias de productos de comercio justo en Europa, en las que se comercializaba principalmente artesanía. A partir de los años 70 comienzan a introducirse productos alimentarios como el café, el té o el cacao.
En 1997 varias organizaciones internacionales crean la Fairtrade Labelling Organizations International que da un nuevo impulso a este modelo de negocio con las etiquetas de productos de comercio justo.
¿En qué se basa este modelo de comercio?
Este comercio justo sienta sus bases en el respeto a los derechos humanos y al medio ambiente. Persigue:
- Luchar contra la explotación infantil.
- Potenciar la presencia de mujeres en entornos de trabajo.
- Impulsar la creación de cooperativas que otorguen poder a los productores.
- Facilitar la venta directa a países desarrollados.
- Establecer un precio justo para los productos.
- Asegurar una producción de calidad y respetuosa con el medio ambiente.
- Sustituir las ayudas económicas a los países en vías de desarrollo por ingresos directos.
- Mejorar las condiciones de vida en el lugar de trabajo.
¿Por qué el comercio justo es consumo responsable?
En el momento en que decidimos cómo gastar nuestro dinero, estamos influyendo en la economía de otros lugares del mundo, ya que en el mercado globalizado las importaciones y exportaciones suponen un alto porcentaje del producto final que se consume en la mayoría de las tiendas y supermercados. Con nuestros pequeños actos, los consumidores podemos contribuir a un modelo comercial más justo en todo el mundo.
En cualquier ciudad de España encontrarás tiendas dedicadas al comercio justo, incluso en tu supermercado puedes adquirir productos marcados con el sello Fairtrade. Échale un vistazo a este directorio para encontrar un punto de venta cercano y recuerda que, con este pequeño gesto, puedes contribuir a transformar la vida de muchas personas.