Si estás evaluando solicitar un préstamo o crédito para financiar algún proyecto –cambiar el coche, reformar o comprar tu casa o bien para un emprendimiento productivo- es fundamental que sepas calcular tu capacidad de endeudamiento.
La capacidad de endeudamiento –de una persona o grupo familiar- es la cantidad de deuda máxima que puede asumir sin poner en riesgo la salud financiera, es decir, sin caer en impagos o morosidad. Por lo tanto, depende de la situación personal de cada caso: del total de los ingresos mensuales así como de los gastos fijos y de cuánto se destina al ahorro.
¿Cómo aprender a calcular tu capacidad de endeudamiento?
Según los especialistas, entre ellos el Banco de España, el endeudamiento máximo recomendable para una familia es de 35 % y hasta el 40 % del total de los ingresos netos mensuales. Y en ese porcentaje se deben considerar todas las cuotas que se abonan cada mes para devolver lo prestado por una entidad bancaria o financiera: hipoteca, tarjetas de crédito, préstamos personales, compras a plazos, etc. Conocer qué porcentaje de nuestros ingresos puede destinarse al pago de créditos y préstamos nos evitará caer en el sobreendeudamiento.
Para poder calcular adecuadamente la capacidad de endeudamiento es fundamental tener claro la cantidad total de los ingresos familiares: nóminas, rendimiento de productos financieros, inversiones o alquileres. También es necesario conocer el detalle exacto de los gastos fijos: alquiler, hipoteca, cuotas de otros préstamos, compras a plazos, alimentación, transporte, suministros, educación, medicinas, entre otros. También es importante tener en cuenta los gastos variables como ocio y recreación, vacaciones, regalos, etc.
Una vez que se conocen esos datos, la fórmula para calcular la capacidad de endeudamiento es la siguiente:
Capacidad de endeudamiento= (total de ingresos mensuales – total de gastos fijos y variables) x 0,35
Veamos un ejemplo concreto. Si nuestros ingresos familiares son de 2000 € y los gastos fijos y variables son de 1000 €, nuestra capacidad de endeudamiento es de 350 €. Es decir, que si pides un préstamo o crédito, la cuota mensual no debería superar ese monto.
Deuda buena y deuda mala
Aunque muchas veces las deudas son percibidas como algo negativo, endeudarse no siempre es malo. Todo depende del objetivo.
Las deudas malas son las que se contraen para comprar algo -pueden ser bienes o servicios- que no podemos pagar al contado, que no necesitamos o que no podemos permitirnos de acuerdo a nuestro nivel de ingresos. Son los bienes que pierden valor rápidamente o incluso lo pierden por completo. No generan ningún ingreso o rentabilidad económica (el único beneficio que obtenemos es el consumo del bien en sí) y nos hacen perder libertad financiera, ya que nos comprometen a ir devolviendo una cierta cantidad de dinero en el futuro, y en muchos casos, intereses. Algunos ejemplos: consumir a crédito por encima de nuestra capacidad de pago; pagar el mínimo de las tarjetas de crédito; comprar bienes perecederos a crédito; vacaciones en mensualidades; cualquier préstamo al consumo que se amortice en un plazo superior a la vida del producto financiado.
Por el contrario, las deudas buenas son las que reportan un beneficio o rentabilidad a mediano/largo plazo o que permiten un apalancamiento financiero. Es decir, se usa el crédito de forma productiva para aumentar las ganancias futuras. Ejemplos: para iniciar o hacer crecer un negocio o emprendimiento; para inversión; para educación; para comprar un piso o casa como vivienda o para alquilarlo; la compra de cualquier bien cuyo valor aumenta con el paso del tiempo. Las deudas buenas también implican el pago de unos intereses y comisiones, pero la rentabilidad que obtenemos es superior a sus costes asociados.
Antes de embarcarse en un deuda
Aunque hayamos hecho nuestras cuentas y los resultados indiquen que tenemos capacidad de endeudarnos, antes de tomar la decisión es recomendable tener en cuenta varios puntos:
- Evitar el sobreendeudamiento, que pone en riesgo la salud financiera y puede significar grandes complicaciones.
- Considerar todo tipo de posibles emergencias: desde situaciones personales (urgencias domésticas, cambios laborales, pérdida de empleo, etc.) hasta subas inesperadas en los tasas de interés.
- Solicitar el dinero que se necesita, ni más ni menos.
- Acudir a entidades reconocidas y supervisadas por los organismos de control correspondientes: el Banco de España (BDE) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
- Investigar el mercado y elegir el producto financiero que mejor se adapte a las necesidades y posibilidades.
- Manejar algunos conceptos básicos como plazo (el tiempo en que se saldará la deuda), tasa de interés (el porcentaje que se pagará a la institución financiera por el préstamo), si dichas tasas son fijas o variables y las mensualidades (el importe a cubrir cada mes hasta finiquitar la deuda).
Por último, es recomendable recibir asesoría especializada para asegurarse de obtener las mejores condiciones, además de comprender todos los detalles de los compromisos que se asumirán. Para ello, no dudes en apostar por tu formación financiera y recuerda que tienes a tu disposición los cursos Simple Finance.