Acostumbrar a nuestros niños a gestionar su propio dinero tiene ventajas en el desarrollo de sus habilidades prácticas, pero también ayuda a superar las distintas etapas de su desarrollo personal con mayor control y con sentido de la responsabilidad.
Antes de abrir una cuenta bancaria para un niño, es fundamental definir el propósito de esta cuenta. Hay dos opciones, una tiene el objetivo de financiar un gasto mayor en el futuro (estudios académicos, primer inmueble, etc.). Este ahorro puede iniciarse a cualquier edad y se concreta en un plan de ahorro infantil u otro tipo de inversión de bajo riesgo. En este tipo de plan, el menor no tiene acceso al dinero hasta su mayoría de edad o hasta que lo decida el titular. La segunda opción tiene el propósito de habituar a los más jóvenes en el manejo del dinero y otorgarles cierta autonomía. Si esta es la idea, lo habitual es una cuenta específica orientada a menores.
Beneficios de abrir una cuenta bancaria a un niño
Las cuentas de menores suelen tener ciertas particularidades; por ejemplo, requieren de un representante legal del menor (padres u otro tutor legal), no admiten descubiertos ni posiciones deudoras, pero sí tarjeta de débito y domiciliaciones. Estas cuentas le brindarán al menor la experiencia no mediada del manejo del dinero. Tener un monto acumulado y disponible en la cuenta les permitirá a los más pequeños gozar de cierta autonomía y de cierta responsabilidad. Para poder decidir cómo gastar su dinero, tendrán que evaluar sus prioridades. Aprenderán, paulatinamente, a elaborar conceptos y relaciones que pueden ser complejos, como la de costo-beneficio y la versión más remota de acción-consecuencia, sin la intervención de un adulto que opere como mediador.
Es sabido que un componente importante en el aprendizaje de los jóvenes, tomando a sus progenitores como un primer ejemplo, es el de la observación, y los resultados de muy diversos estudios sustentan la importancia de una formación financiera elemental desde los primeros años de vida. Según la Encuesta de Competencias Financieras realizada por Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), casi la mitad de los españoles consideran sus conocimientos financieros como “bajos” o “muy bajos”. Otro dato relevante es el que destaca la Asociación Estadounidense de Psicología (American Psychological Association o APA en inglés), según el cual los niños aprenden de los adultos a entender el dinero como posible fuente de estrés. Una manera de enfrentar este desafío es darles a nuestros hijos la oportunidad de desarrollar sus habilidades en este campo, fomentando sus conocimientos y su sentido de capacidad desde pequeños.
¿A qué edad es recomendable abrir una cuenta bancaria para un niño?
Probablemente no haya una respuesta única, ya que depende también de factores individuales y sociales. Sin embargo, hay un consenso entre psicólogos y profesionales de finanzas con respecto a la etapa más oportuna para comenzar a dar pasos en este sentido, definiéndola entre las edades de 6-7 y hasta los 10-11 años. Así sostienen tanto la doctorada en psicología y experta en desarrollo de niños y adolescentes Jann Gumbiner, como Elaine Miranda, experta en finanzas personales.
Gumbiner se basa en la teoría de desarrollo de Jean Piaget (probablemente la más consensuada entre los educadores y psicólogos de hoy en día). Esta teoría investiga la manera en que los niños adquieren nuevos conocimientos y define la etapa mencionada como aquella en la que ya son capaces de un pensamiento lógico, pero aún no abstracto. Esto refuerza la idea sobre la importancia que tiene para los niños el tratar con dinero en primera persona, y no sólo de manera teórica.
La adolescencia es una etapa de auto-definición y re-elaboración de significados. El manejo de dinero según los propios intereses es una manera de materializar este proceso interno. Es una oportunidad de aprender las consecuencias de un acto compulsivo, o de una planificación cuidadosa, sin que estos tengan las mismas consecuencias, significados o magnitudes que conllevan cuando son realizados por un mayor; de familiarizarse con conceptos bancarios básicos, con el ejercicio de trámites y el trato con entidades formales.
Resumiendo, una cuenta bancaria infantil, que acompaña la adquisición de las operaciones de cálculo básicas y el concepto de dinero, puede facilitar la elaboración de relaciones como acción-consecuencia y a nutrir habilidades como tener un criterio propio, el control de impulsos, la planificación a largo plazo y la responsabilidad.