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Deuda buena vs. deuda mala: aprende sus diferencias Economía Personal Salud financiera
Tiempo estimado de lectura | 4 min

Deuda buena vs. deuda mala: aprende sus diferencias

14/12/2021

Aunque generalmente las deudas son percibidas como algo negativo, endeudarse no siempre es malo. Todo depende del objetivo. Y por supuesto, es fundamental ser realistas respecto a la capacidad de pagarlas.

La definición más básica podría ser que las deudas buenas (algunos también las llaman “expansivas”) se utilizan para pagar algo que tiene valor a mediano/largo plazo y aumentan nuestro patrimonio neto; son las que permiten generar ingresos a través de la deuda misma. Mientras que las deudas malas (o destructivas) son las que nos generan problemas financieros. Unas nos podrían ayudar a incrementar nuestros ingresos o patrimonio, mientras que las otras pueden convertirse en un dolor de cabeza.

Las deudas malas

Son aquellas que se contraen para comprar algo -pueden ser bienes o servicios- que no podemos pagar al contado, que no necesitamos o que no podemos permitirnos de acuerdo a nuestro nivel de ingresos. Son los bienes que pierden valor rápidamente o incluso lo pierden por completo. No generan ningún ingreso o rentabilidad económica (el único beneficio que obtenemos es el consumo del bien en sí) y nos hacen perder libertad financiera, ya que nos comprometen a ir devolviendo una cierta cantidad de dinero en el futuro, y en muchos casos, además de sumarle unos intereses.

Algunos ejemplos:

  • Consumir a crédito por encima de nuestra capacidad de pago.
  • Pagar el mínimo de las tarjetas de crédito.
  • Comprar bienes perecederos a crédito.
  • Por muy tentadora que parezcan las promociones, no es buena idea endeudarnos para comprar un súper plasma de 60 pulgadas o para renovar la consola de videojuegos de los niños. Sobre todo si se trata de un lujo o capricho.
  • Vacaciones en cómodas mensualidades. Una vez de regreso, su valor económico se redujo a cero. ¡Pero igual hay que seguir pagándolas!
  • Cualquier préstamo al consumo que se amortice en un plazo superior a la vida del producto financiado.
  • Sacar un coche nuevo de la agencia mediante financiamiento: el coche pierde valor apenas sale de la agencia y lo seguirá perdiendo cada día. A no ser que ese vehículo nos haga más productivos. Por ejemplo, un empresario o comerciante que lo necesita para entregar sus productos. En este caso, endeudarse es una buena idea.
  • Los descubiertos en cuenta que algunos utilizan para solventar los gastos de los últimos días del mes a la espera de la nueva nómina o los pagos aplazados durante mucho tiempo con tarjetas de crédito.

 

Las deudas buenas

A diferencia de las anteriores, las deudas buenas son las que reportan un beneficio o rentabilidad a mediano/largo plazo o que permiten un apalancamiento financiero. Es decir, se echa mano al crédito para usarlo de forma productiva y aumentar las ganancias futuras. Por ejemplo, para concretar inversiones o adquirir bienes o servicios que nos reportarán  una rentabilidad.

Las deudas buenas también implican el pago de unos intereses y comisiones, pero la rentabilidad que obtenemos es superior a sus costes asociados.

 

Algunos casos:

  • Para iniciar o hacer crecer un negocio o emprendimiento. Por ejemplo, comprar maquinaria, equipo o materia prima a crédito: al vender el producto tendremos recursos para pagar la deuda y obtendremos una ganancia.
  • Para inversión: si nos endeudamos a un interés menor que el rendimiento que nos da la inversión en cuestión (siempre asumiendo que todas las inversiones conllevan un cierto riesgo).
  • Para educación: pedir un crédito para formarnos y así obtener un título, aumenta las posibilidades de generar ingresos con el que saldar deuda y luego obtener unas ganancias gracias a la profesión y oficio aprendido.
  • Hipoteca para comprar una vivienda. Una vez saldada la deuda, habrá crecido nuestro patrimonio, además de que podría haber aumentado su valor de venta.
  • Comprar una casa o piso para alquilarlo, siempre que la renta que se obtenga sea mayor a la cuota mensual de la hipoteca.
  • La compra de cualquier bien cuyo valor aumenta con el paso del tiempo.

 

Consejos antes de embarcarse en una deuda

Aunque como hemos visto, no todas son malas, antes de tomar la decisión de contraer una deuda es recomendable tener en cuenta varias cuestiones.

Lo primero, es tener un plan realista sobre la capacidad de pago, que considere todo tipo de posibles emergencias: desde situaciones personales (urgencias domésticas, cambios laborales, pérdida de empleo, etc.) hasta subidas inesperadas en las tasas de interés. Para ello, será fundamental tener claro nuestro presupuesto mensual, considerando ingresos, gastos fijos y variables, así como otras deudas o créditos con las que estemos comprometidos. Esto nos permitirá saber con precisión cuál es nuestra situación financiera actual y cuánto tenemos que pagar cada mes para estar al día con nuestras obligaciones. Así se evitará el sobreendeudamiento.

También es importante manejar algunos conceptos básicos como plazo (el tiempo en que se saldará la deuda), tasa de interés (el porcentaje que se pagará a la institución financiera por el préstamo), si dichas tasas son fijas o variables y las mensualidades (el importe a cubrir cada mes hasta finiquitar la deuda).

Por último, es recomendable recibir asesoría especializada para asegurarse de obtener las mejores condiciones, además de comprender todos los detalles de los compromisos que se asumirán.

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Aleph

Autor/a: Aleph Comunicación

alephcom.es

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