Como podemos deducir por la importancia que se le da en los medios de comunicación tradicionales, los Presupuestos Generales del Estado son un asunto que interesa (o debería interesar) muchísimo a todos los ciudadanos.
Se trata de uno de los temas más importantes en la agenda de nuestros gobernantes, y por eso se debaten durante tanto tiempo hasta que se llegan a aprobar. Pero en el día a día, ¿sabes cómo afectan a tu bolsillo los presupuestos del Estado?
¿Qué son los Presupuestos Generales del Estado?
Según indica Hacienda en su página web, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) son el documento en el que se recoge la previsión anual de ingresos y gastos de todas las entidades que forman parte del Sector Público Estatal. Este presupuesto cuenta con un concepto clave denominado “techo de gasto” que es el límite legal de crédito presupuestario para un ejercicio (un año). Es decir, es el gasto máximo que pueden llevar a cabo el conjunto de las administraciones públicas. Este techo de gasto debe ser aprobado primero por el Consejo de Ministros y posteriormente debe ser validado por el Congreso de los Diputados. En el año 2022, el techo de gasto fue de 196.142 millones de euros, mientras que para 2023 se espera que esta cifra sea superada.
Los presupuestos deben recoger todas las obligaciones que tienen que atender el Estado y sus organismos autónomos, las sociedades estatales, todos los entes del sector público estatal y la Seguridad Social. Al mismo tiempo recogen la previsión de lo que la Administración prevé cobrar durante ese año. La cifra final sería lo máximo que podrán gastar los ayuntamientos, las comunidades autónomas y la Administración central.
Los PGE son, por tanto, la propuesta económica más importante que formula el Gobierno y debe ser presentada y aprobada cada año (aunque esto último no siempre que es posible). En ocasiones, si el Consejo de Ministros no se pone de acuerdo para aprobar los PGE, se van arrastrando los presupuestos de años anteriores, lo que limita mucho el margen de actuación de las administraciones. En este documento además de recogerse las metas económicas propuestas para el ejercicio fiscal, también se contemplan las directrices que se van a tomar para poder cumplir esos objetivos.
Un aspecto a destacar en cuanto al techo de gasto es que debe respetar la norma de estabilidad presupuestaria recogida en el artículo 15 de la Ley orgánica 2/2012, de 27 de abril, un instrumento de control sobre la deuda y el déficit donde “el Congreso de los Diputados y el Senado se pronunciarán aprobando o rechazando los objetivos propuestos por el Gobierno” en estos ámbitos. Sin embargo, para los años 2021 y 2022 no rigieron las reglas fiscales de déficit, deuda y gasto público, tal como autorizó Bruselas para combatir los efectos de la pandemia. Y lo mismo sucede para 2023. Eso significa que no hay un objetivo de déficit que cumplir, aunque sí unas tasas de referencia.
Por otro lado, gran parte de los PGE provienen de los fondos europeos. Estos fondos son en parte a devolver y en parte a “fondo perdido”. Esto quiere decir que una parte de esa deuda no se tiene que devolver, aunque sí está supeditada a cumplir una serie de requisitos que demanda la Comunidad Europea.
De lo general a lo particular: cómo afectan los PGE a las familias
Como no podía ser de otra forma, todo lo que ocurre en el sector público influye de manera importante, en la vida de las familias, ya sea de manera directa o indirecta.
Esta influencia se articula a través de diferentes instrumentos. Por un lado, están los impuestos y las tasas, que justamente están contemplados por los PGE como parte de la financiación de los programas de gasto público generales. Y, por otro lado, a través de las cotizaciones sociales, que tienen como contrapartida una serie de prestaciones sociales para los ciudadanos (por ejemplo, la percepción de pensiones cuando se accede a la jubilación).
Además, el sector público, en función de ciertas condiciones y circunstancias, concede otras prestaciones sociales a las familias para hacer frente a situaciones de necesidad o atender otros objetivos sociales, como pueden ser las ayudas al alquiler, por familia numerosa, ayudas para pagar gastos de educación, etc.
Por último, el sector público suministra una amplia gama de servicios, en unos casos gratuitos y en otros sujetos al pago de derechos, que cubren necesidades básicas de las familias (educación, sanidad, asistencia social, etc.). Estas partidas, pueden estar reflejadas explícitamente o no en el presupuesto familiar; pero desde luego influyen en la capacidad de gasto que tienen las familias.
Los PGE, como ya hemos señalado, también incluyen algunas de las políticas económicas que se van a utilizar para hacer frente a determinadas situaciones. Por ejemplo, en la fecha de redacción de este artículo, la tasa de inflación anual a junio de 2022 es del 10,2%. Traducido al coste de vida, este dato quiere decir que los precios están en su nivel más alto de los últimos 37 años lo que supone para las familias un gasto anual extra de unos 3.500 euros.
En los PGE deben reflejarse qué medidas va a tomar el Gobierno para poder hacer frente a la inflación que, como vemos, tiene una influencia directa sobre la capacidad de gasto y ahorro que tienen las familias españolas. Por ejemplo, algunas de estas directrices serían aumentar el impuesto sobre las ganancias de grandes corporaciones, ayudas directas al transporte público, desarrollo de obra pública, etc.
El Estado funciona como una gran familia
Como se puede observar, a pesar de que los conceptos macroeconómicos y de política económica a veces nos parecen demasiado lejanos, se pueden simplificar bastante para tratar de entenderlos. En este sentido, podemos hacer una comparativa del Estado funcionando como una familia (una familia muy numerosa en este caso) donde el presupuesto familiar tiene que contemplar todos los ingresos que espera recibir la unidad familiar y hacer también una previsión de gastos tratando que ambas cuentas den un saldo positivo o neutro. En caso de dar negativo (déficit) se tienen que contemplar las medidas necesarias para arreglar esta situación. Cuando hablamos del Estado este déficit es diferente porque como comentamos con anterioridad hay partidas que se dan a “fondo perdido”.
Igual que se recomienda a la hora de realizar cualquier presupuesto familiar, es ideal que los Estados tengan margen de maniobra ante imprevistos, para poder adaptar su política económica a las circunstancias que se den en cada caso. Por ejemplo, en la actualidad el conflicto bélico es un hecho que afecta a la economía y que a priori no se puede prever en unos Presupuestos Generales de Estado. Lo mismo ocurrió con la pandemia de la Covid 19. Son situaciones imprevisibles que los gobiernos tienen que tener en cuenta como “los imprevistos” que también, en ocasiones, tiene que enfrentar una familia.
En cualquier caso, siempre conviene estar atento a las noticias cuando llega la época de aprobación de los PGE para ver cómo nos van a afectar a nuestros presupuestos, y al mismo tiempo tratar de aprender sobre finanzas todo lo posible y así obtener recursos para actuar de la forma más efectiva y consciente dentro de nuestra economía familiar.
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