Aristóteles dijo: “Somos lo que hacemos cada día”. Y en el mundo de la salud financiera esta máxima también se cumple. Generalmente pensamos que si no tenemos una buena situación financiera es porque no disponemos de suficientes ingresos, pero ¿sabes cómo afectan tus hábitos a tus finanzas?
Entender las finanzas personales como una extensión de nosotros mismos puede ayudarnos a mejorar varios aspectos de estas. Al igual que los vicios o los malos hábitos pueden conducirnos al hospital, con las finanzas ocurre exactamente lo mismo. La economía personal no suele verse resentida por una mala operación puntual o por un gasto excesivo en un periodo determinado. Lo que más afecta a las finanzas domésticas es la acumulación de pequeñas “malas decisiones” financieras continuas.
En este artículo queremos compartir contigo algunos de los malos hábitos más comunes y ofrecerte algunos consejos que pueden ayudarte a no caer en ellos.
No tener un presupuesto
Desafortunadamente hoy en día la economía doméstica no se enseña en las escuelas, por lo que la mayoría de las personas no entiende la importancia de realizar un presupuesto familiar para controlar ingresos y gastos. Este desconocimiento nos impide saber qué medidas debemos tomar para cumplir con nuestros objetivos financieros. De hecho, definir los objetivos financieros que tenemos a corto, medio y largo plazo podría considerarse el paso “cero” incluso antes de planificar un presupuesto.
En Simple Finance te enseñamos a elaborar de forma muy sencilla estos presupuestos e incluso tienes una plantilla para poder hacerlo.
No llevar un registro de los gastos
Este paso es vital y sin él no es posible realizar el presupuesto. Tenemos que saber en qué estamos gastando nuestro dinero y para ello tenemos que anotarlo.
Es muy importante ser constantes con esta tarea que, sobre todo al principio y por falta de costumbre, puede ser muy tediosa, pero es vital: no podemos fiarnos solamente del extracto del banco porque al final del mes hay muchos pagos que hacemos en efectivo.
Los “gastos hormiga”
Este es un hábito que puede convertirse en uno de los mayores enemigos de nuestra salud financiera. Los “gastos hormiga” son aquellos que consisten en cantidades pequeñas, pero que, al realizarse de manera constante, acaban “agujereando” el presupuesto familiar.
Por ejemplo, si estamos acostumbrados a tomarnos todos los días un café fuera de casa que nos cuesta 1’5 euros, al final del año habremos gastado más de 300 euros en cafés. No se trata de quitarnos todos los “pequeños placeres” que nos hacen más llevadera la rutina diaria, pero al menos ser conscientes y ver si se trata de un gasto a eliminar o reducir (por ejemplo, llevando el café de casa en un termo).
No ahorrar ni invertir
Del mismo modo que no se enseña a hacer un presupuesto, tampoco se enseña que el ahorro es un hábito que hay que ejercitar siempre. Ya sea con un fin específico (para pagar un viaje o hacer una compra costosa y fuera de lo ordinario) o por acumular un capital. En palabras del asesor financiero Mariano Sardans «El secreto es siempre ahorrar e invertir. Es un hábito y también es tomar decisiones como llevarse el almuerzo a la oficina y no comprar o limitar las salidas”. Es importante aprender una “cultura del ahorro” y separar una parte de nuestros ingresos para ahorrarlos y hacer esto de manera constante.
La clave es empezar a hacerlo con cantidades pequeñas pero constantes, no siempre es necesario aumentar los ingresos. Algunos trucos para ahorrar pueden ser el preahorro o la ley del 50-30-20.
Una vez que se tienen ciertos ahorros conviene además investigar en qué podemos invertirlos para hacer crecer nuestro capital.
No tener un colchón financiero
Muy relacionado con el punto anterior. Se trata de estar preparados en caso de que hubiera algún imprevisto económico como una situación de desempleo.
Los expertos en economía familiar señalan que lo ideal es comenzar a crear este “colchón financiero” y después dedicar los ahorros sobrantes a la inversión. En cuanto a que cantidad debe tener ese colchón, depende mucho de la capacidad de ahorro de cada persona, pero lo ideal sería una cantidad tal que nos permita vivir de 3 meses a un año sin tener ningún ingreso. Es decir, si una persona necesita 1500 euros para vivir cada mes, su colchón de 3 meses serían unos ahorros de 4.500 euros.
Vivir a base de tarjeta
Precisamente por no tener un “colchón financiero”, muchas personas caen en el error de vivir su vida a base de tarjeta, es decir, endeudándose cada vez más y viviendo por encima de sus posibilidades. Las tarjetas de crédito pueden ser herramientas financieras muy útiles si se usan con inteligencia. A veces por desesperación o por impaciencia, se utilizan de modo que se genera una rueda de endeudamiento de la que es difícil salir.
Como has podido comprobar en muchas ocasiones no somos conscientes de nuestros malos hábitos financieros y puede que cueste un poco de trabajo extra reconocerlos y deshacerse de ellos. Para facilitarte esta labor te recordamos que tienes a tu disposición Akana, la aplicación del Banco Santander que quiere ayudarte a recuperar la salud de tus finanzas.