En este 2022 las finanzas de todos vendrán marcadas por un aumento en los precios. La inflación se está situando en unos valores que no veíamos desde 1992 a causa de la crisis sanitaria y el precio de la luz. Y esto repercute directamente en nuestro gasto mensual.
Es el consumidor el que debe pagar el aumento de cada parte de la cadena productiva. Esta subida hará que haya que repensar nuestras finanzas, dado que los precios más altos implicarán una subida en los gastos, siempre que sigamos gastando en lo mismo que lo hacíamos estos meses atrás. Aún es difícil saber si esta subida será transitoria hasta que los precios se reajusten o si, por el contrario, será permanente.
Esta incertidumbre dificulta para los ahorradores decidir qué hacer con su dinero, pero nunca hay que perder de vista la base para tener unas finanzas sanas; como hemos dicho en otras ocasiones, la clave es la planificación.
Qué debemos hacer para planificar nuestras finanzas
No hay que abrumarse, se trata de una acción muy sencilla. Hay que plantearse dónde estamos y a dónde vamos. Es decir, qué es lo que queremos conseguir y cuál es nuestro estado actual. Algunos ejemplos de qué podríamos querer conseguir, podrían ser:
- Ahorrar de cara al futuro, para un objetivo aún no definido.
- Comprar un coche
- Hacer una reforma.
- Viajar a algún lugar.
- Pagar los estudios para nosotros o nuestros hijos.
Una vez fijado este objetivo, nos pondremos manos a la obra con nuestras cuentas. Lo primero que deberíamos tratar serán las deudas.
Si contamos con un alto volumen de deudas lo mejor será que las intentemos saldar cuanto antes. Es evidente que no será posible deshacerse de todas en poco tiempo, en especial en el caso de hipotecas o coches, que implican mayores cuantías. Pero si estamos pagando una televisión, un móvil o, en general, deudas más pequeñas, serán las primeras que deberíamos liquidar.
La priorización de éstas la decides tú. Puedes ocuparte primero de las más pequeñas si no cuentas con mucho margen de maniobra o, en primer lugar, intentar saldar las que nos preocupen más. Tendrás que decidir qué será mejor para ti.
Después de esto, habrá que revisar otros gastos de nuestra vida diaria, como la alimentación, la ropa, las inversiones y nuestro gasto en ocio. Restando todos los gastos, toca hacerse una pregunta. ¿Nos sobra dinero? ¿Cuánto?
Si la respuesta a la primera pregunta es un No, deberían saltarnos todas las alarmas. Esto nos podría dejar en una situación muy delicada cuando aparezcan gastos que no contemplamos como una reparación, una multa, o tener que pagar la declaración de la renta.
Si, por el contrario, sí que nos sobra, habrá que pensar en ahorrar con miras a alguno de los objetivos que nos habíamos planteado anteriormente. El objetivo debe ser, entonces, maximizar esta cantidad que ahorramos todos los meses, sacrificando, si es posible, cosas que no lleguemos a echar de menos.
¿De dónde puedo recortar gastos?
Será necesario tener detallados nuestros gastos para poder analizar qué cosas son más prescindibles.
Quizás guardar y revisar todos los tickets sea una tarea ardua, más aún si queremos contar con los gastos que hemos hecho antes de planificar este gasto, pero con el uso de algunas herramientas tendremos solucionada ya una buena parte del problema; podremos obtener información de nuestros gastos y ahorros; para ver la cantidad gastada desglosada por tipos: alimentación, moda, gasolina, ocio… y cuánto ahorramos al mes. ¡Sin que tengamos que hacer ninguna cuenta! Con esta información sobre la mesa, podremos tomar las decisiones con sabiduría e incluso podremos ver si hemos gastado más de la cuenta en algo sin darnos cuenta. Incluso si se han dado cobros dobles, o alguno que no sepamos a qué corresponde.
¿Y dónde meto el dinero ahorrado? Invertir puede ser una opción
¿Recuerdas la inflación que mencionamos al principio? Pues bien, si asumimos que esta va a ser permanente, podríamos plantearnos los fondos de inversión para ahorrar. Estos implican un riesgo superior a los depósitos conservadores, pero se consolidan como una alternativa para evitar la pérdida de poder adquisitivo ligada a la inflación.
Si nos hemos marcado un objetivo a largo plazo, los fondos de inversión ofrecen una mayor estabilidad y ofrecerán una cantidad apreciable de intereses, lo que podría acercarnos a los objetivos que nos hemos planteado más que con un depósito de ahorro tradicional. Claro que el riesgo será algo que tendrás que valorar. Existen múltiples sectores en los que invertir y tú puedes escoger el que creas que te reportará más beneficios.
Si prefieres no correr ningún riesgo, siempre puedes ahorrar en un depósito tradicional y beneficiarte de sus intereses, aunque estos sean bajos.