No es algo nuevo ni sucede solo en España. Se trata de una estrategia comercial utilizada por las marcas en épocas de crisis económica o períodos inflacionistas para evitar el castigo del consumidor.
Salida de la pandemia, escasez de algunas materias primas, contexto bélico, precios de la energía y los combustibles por las nubes: la inflación es uno de los temas del momento. Y es que por primera vez en varias décadas, el Índice de Precios al Consumo (IPC) trepó a los 2 dígitos, alcanzando en junio el pico de 10,2 %, la cifra más alta en 37 años. Como resultado, llenar el carro en el supermercado es cada semana más caro y el poder adquisitivo se deteriora.
¿Qué es la reduflación?
Y en este escenario, en el que se han incrementado los precios de las materias primas así como los costes de los procesos de producción, las empresas echan mano a diferentes estrategias para mantener los márgenes de beneficio sin trasladar los aumentos a sus productos, con el objetivo final de no perder clientes y que se vean afectadas sus ventas. Una de las opciones a las que podrían echar mano es reformular el producto con ingredientes más baratos, es decir, resignar calidad. La otra alternativa es reducir el tamaño o la cantidad por envase o porción, algo que resulta más fácil de llevar a la práctica, además de que es menos evidente para el consumidor. Lo llaman “reduflación”, que es la unión de “reducción” e “inflación”.
El truco es simple: se mantiene el mismo precio de venta, pero se reduce muy sutilmente la cantidad por envase: 40 gramos menos de chocolate en polvo; 50 gramos menos de margarina; 5 gramos menos de yogur; 5 nachos menos; 2 lonchas menos de embutido; 25 gramos menos de galletas; 50 ml menos de refresco… Y así podríamos seguir… Es decir: pagas lo mismo pero recibes menos.
Estos ajuste sutiles, que podrían considerarse subidas de precios camufladas o encubiertas, suelen pasar desapercibidas para la gran mayoría de los consumidores: en general sí estamos muy pendientes de lo que pagamos al llegar a la caja, pero ¿cuánta atención prestamos a la cantidad exacta de gramos que contienen los paquetes de productos que consumimos habitualmente?
¿Es legal la reduflación?
Según informa en su sitio web la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), una de las más grandes organizaciones de consumidores de España, se trata de una táctica legal, siempre y cuando las empresas reflejen claramente en los envases la nueva cantidad. Sin embargo, la organización considera que es una práctica dudosa y cuestionable: aunque los fabricantes cumplan con la normativa vigente sobre la información en el envase y el etiquetado puede considerarse “de competencia desleal, puesto que no hay una información transparente para el consumidor sobre la subida de precios. Esa falta de transparencia altera la competencia y perjudica a los fabricantes que suben de forma directa el precio, a las claras, informando a los compradores, y favorece a los que enmascaran las subidas con reducciones de producto”.
Por eso, hace algunas semanas la organización presentó una denuncia formal ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), donde menciona puntualmente a seis marcas. El objetivo es determinar si esta práctica puede considerarse competencia desleal por falta de transparencia para los consumidores.
Además de la denuncia, desde la organización lanzaron una campaña de información y participación en redes sociales, con el objetivo de hacer visible más casos.
Y es que más allá de la muestra que productos que la organización releva periódicamente, entre los miles y miles de productos y marcas que se comercializan en el mercado podría haber muchas más que estén recurriendo a este mecanismo.
La reduflación no es una práctica nueva: uno de los casos más conocidos data de 1987, cuando American Airlines tomó la decisión de quitar una aceituna de las ensaladas que servía en primera clase y así consiguió ahorrarse 40.000 dólares anuales.
En la red social Reddit existe el grupo shrinkflation (reduflación en inglés), con más de 35 mil miembros que comparten fotos con ejemplos de esta práctica.
Para terminar, un consejo: para protegerse de la reduflación y evaluar cuál es la opción más económica a la hora de hacer nuestras compras se aconseja prestar atención y comparar el valor de los productos por kilo, litro o metro, en lugar de medirlos por envase.
Para continuar profundizando en tu formación de economía y finanzas, no dejes de visitar Simple Finance, el aula virtual de Santander Consumer Finance, donde encontrarás un nuevo y completo curso totalmente dedicado a la financiación.