Tanto si queremos pedir una hipoteca como si se trata de un préstamo personal, financiar alguna compra o invertir en un producto financiero, es común que nos encontremos con los acrónimos TIN y TAE, dos referencias que nos dan información sobre el coste/beneficio del producto.
TIN y TAE son dos valores que nos indican, por un lado, el precio que pagamos por el dinero prestado, y las comisiones, el plazo de la operación y el propio tipo de interés del crédito solicitado, por otro. Tipo de interés e “interés” a secas no deben confundirse. El primero se expresa en porcentaje y nos informa de un coste o beneficio asociado. Por su parte, el interés es el resultado de aplicar ese porcentaje a una cantidad determinada y durante un plazo establecido.
En qué se diferencian el TIN y el TAE
El TIN responde a Tipo de Interés Nominal, mientras que el TAE se refiere a la Tasa Anual Equivalente. Ambos deben estar incluidos en cualquier contrato donde se establezcan los parámetros de una operación financiera del tipo préstamo o inversión.
Con el TIN podemos calcular cuánto nos cuesta un préstamo o cuánto beneficio podemos obtener de un producto financiero. Se expresa en porcentaje y se calcula mensualmente. Por lo tanto, si necesitamos conocer el coste anual primero debemos calcular el interés mensual y multiplicarlo por los 12 meses del año o, para conocer el total, por la cantidad total de cuotas.
Por ejemplo, si decidimos comprar un coche que cuesta 20.000 € y lo financiamos en 10 cuotas de 2.000 € al 4 % TIN, pagaremos cada mes 2.080 €. Tras los diez meses de cuotas, habremos pagado 800 € de intereses. A esto habrá que sumarle el resto de los gastos asociados al préstamo.
Por su parte, el TAE nos ofrece información más completa sobre la operación, teniendo en cuenta varios valores, entre los que se incluye el TIN, comisiones bancarias y de apertura, el plazo y otros gastos de la operación. Nos permite tener una panorámica de cuánto costará el préstamo anualmente. Quedarían excluidos los pagos a terceros, como los gastos de gestoría.
Por ejemplo, si pedimos un préstamo de 20.000 € al 4 % TAE, el coste del préstamo será de 20.800 €, donde estarán incluidos todos los gastos asociados mencionados anteriormente.
En el caso de un préstamo, generalmente la TAE será mayor que el TIN.
TIN y TAE, ¿en cuál debo fijarme cuando pido un préstamo?
Ambos son datos importantes cuando vamos a adquirir un producto financiero. Por un lado, el TIN nos ayudará a hacernos una idea del gasto mensual, un valor vital para gestionar nuestra economía doméstica, y nos dará información sobre el coste de este.
Por otro lado, el TAE es esencial, porque nos ayuda a entender las dimensiones económicas del producto. Es el dato en el que hay que fijarse a la hora de comparar productos financieros con un mismo plazo, porque nos da toda la información del gasto que vamos a enfrentar casi en su totalidad. Aunque principalmente el grueso del gasto provenga de las cuotas y del interés, los gastos de comisiones bancarias pueden elevar mucho el resultado de la operación.
Sin embargo, el TAE solo es una referencia válida cuando el préstamo o producto tiene un interés fijo. En caso de ser variable, es decir de ajustarse a otros valores, generalmente el Euribor, la TAE dependerá de las variaciones del TIN.
Conociendo el significado y la importancia de estos dos acrónimos podemos comenzar a recabar información sobre préstamos y productos financieros con la confianza de manejar los detalles del coste de forma más precisa.