Las grandes metrópolis del futuro apuestan por un plan innovador de movilidad sostenible para reducir la huella de carbono de nuestro planeta.
Vivir en la gran ciudad posee grandes ventajas tales como planes todos los días del año, poder disponer de cualquier actividad, gran oferta laboral, posibilidad de conocer gente de culturas diferentes, etc.
Sin embargo, debido también a la creciente masificación de las urbes se han generado grandes atascos en las horas pico que contaminan y destruyen nuestro planeta.
La ONU afirma que las grandes metrópolis son las que más consumen el suministro de energía y son la principal causa del efecto invernadero. No obstante, es imposible evitar el hecho de que más de la mitad de la población habite en ellas, cifra que probablemente aumente a más de dos terceras partes en el 2030.
Ante esta problemática, cada vez son más las grandes urbes que se apuntan al reto de apostar por un futuro y una movilidad más sostenibles, que no solo implique el aumento de uso del transporte público, sino que también propicie cambio de hábitos en la población para no seguir perjudicando nuestro medio ambiente.
La movilidad inteligente
La pandemia cambió nuestra forma de trabajar ya que muchos empezamos a teletrabajar desde casa y dejamos de acudir todos los días a la oficina para ir de manera ocasional. Esta crisis fue vista por muchos como un acelerador de los cambios que están por venir.
Aunque todavía nos quede un largo trayecto por recorrer, en España ya se está tramitando una Ley de Movilidad Sostenible, que pretende disminuir la huella de carbono basándose en cuatro pilares esenciales:
- La movilidad como un derecho social,
- Búsqueda de una movilidad limpia y saludable,
- Un sistema de transporte digital e innovador,
- Inversión al servicio de los ciudadanos.
Estos ejes se plasmarán en las siguientes medidas
- Transporte sin emisiones
Para promover una movilidad sostenible es necesario fomentar vehículos sin emisiones, ya sean eléctricos o de pila de combustible de hidrógeno verde. Para lograrlo, la Unión Europea prevé la instalación de 1 millón de puntos de recarga para estos automóviles para 2030.También se incentivará el uso de combustible sostenible para el transporte aéreo y marítimo.
- Innovación
Es bien sabido que los atascos que se generan en las horas pico, aparte de generar ansiedad y estrés, son perjudiciales para nuestro planeta. La nueva ley busca evitar estos embotellamientos promoviendo soluciones innovadoras como la movilidad automatizada y sistemas que predigan los atascos y que gestionen la demanda de vehículos de movilidad compartida.
- Movilidad conectada
Todos los elementos de circulación se comunicarán entre sí gracias al Internet de las Cosas (IoT): señales, automóviles, semáforos, aparcamientos, etc. Además, con el 5G los conductores podrán recibir noticias sobre plazas de aparcamiento libres o sobre peligros que se escapan a su campo de visión, mientras que los semáforos podrán organizarse en función de la cantidad de tráfico y número de peatones.
- Fomentar la movilidad compartida
Para los ciudadanos, las soluciones de movilidad deben ser flexibles y adaptarse al entorno como alternativa para sustituir el coche privado. Se incentivarán otros tipos de movilidad como el transporte público bajo demanda, sistemas privados de movilidad colaborativa o servicios de movilidad compartida.
- Apostar por la movilidad y la sostenibilidad
Se estimulará a la población para que utilice medios de transporte más sostenibles como las bicicletas, mediante la instalación de infraestructuras como carriles exclusivos por todas las ciudades y estaciones de bicicletas eléctricas. A su vez, se promoverá la movilidad activa del ciudadano, a pie o en bicicleta, para recorrer distancias cortas.
- Vehículos autónomos
Son automóviles que, gracias a la Inteligencia Artificial (IA), se mueven sin la necesidad de conductor. Un vehículo con IA puede recoger a un usuario y dejarlo en otro punto utilizando la mejor ruta, así como deducir el tráfico y las plazas de aparcamiento.
España apuesta por ciudades más sostenibles
La Ley de Movilidad Sostenible se plantea llevarla a cabo en el transcurso de unos años, pero ¿qué están haciendo ya algunas ciudades para apostar por la sostenibilidad?
Las tres grandes urbes, Madrid, Barcelona y Bilbao, ya se han sumado a estos cambios hacia la movilidad sostenible con medidas ya implantadas con muy buenos resultados, en especial en el transporte público.
El Ayuntamiento de Madrid se ha planteado que toda su flota de autobuses no aumente la huella de dióxido de carbono para 2050. Por su parte, Barcelona y Bilbao buscan mejorar toda su red de transporte público para incitar a la población a que no utilice su coche propio. Además, proyectan fabricar vehículos con emisiones cero.
Todavía queda un largo camino para desarrollar un sistema de movilidad más amigable con el planeta. Más allá de las iniciativas y esfuerzos gubernamentales, de legislación, etc., también se hace necesario un cambio de hábitos y mentalidad para llegar a modelos más sostenibles, que dejen de lado el uso de vehículos propios y evolucionen hacia la movilidad compartida y que fomenten el uso de un trasporte público de calidad.
Las dificultades tras la movilidad sostenible e inteligente
Sin embargo, dicen que no todo lo que reluce es oro y, a la hora de la verdad, también se debe tener en cuenta otros aspectos sobre las desventajas de la conducción autónoma o dónde van a parar las baterías de los coches eléctricos cuando llegan al final de su vida útil.
La conducción autónoma presenta aún grandes inconvenientes, ya que un coche autónomo funciona a través de rutas establecidas y pautas marcadas; por tanto, la velocidad de reacción ante cualquier imprevisto que pueda ocurrir no será igual de rápida que la de un ser humano. Esto a la hora de conducir por carretera, donde pueden surgir situaciones inesperadas que requieran de una capacidad de reacción ágil y veloz, puede traducirse en un gran susto al no ser capaces los coches autónomos de prestar ayuda en ese momento.
En cuanto al reciclaje de las baterías de los coches eléctricos, a fecha de hoy sigue siendo un proceso caro y poco eficiente. Actualmente el único material que merece la pena reciclar de todos los que las componen es el cobalto. Reciclar este material exclusivamente resulta perjudicial para el medio ambiente porque los componentes restantes acaban en la basura, con la contaminación que eso supone.
Además, el almacenaje de las baterías también resulta peligroso ya que poseen un alto riesgo de incendio, en especial si son defectuosas o si se almacenan en lugares abiertos con condiciones meteorológicas adversas.
Ante la actual problemática varias empresas están posicionándose dentro del negocio del reciclaje y cada año reciclan 600 toneladas de baterías de toda Europa y parte de Asia.
Sin embargo, es necesario la implementación de protocolos reales de reciclaje para baterías de vehículos electrónicos en la próxima década, ya que se estima que para el año 2030 circulen por las carreteras de la Unión Europea al menos 30 millones de vehículos eléctricos de cero emisiones.
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