Se trata de una técnica de conducción cuyo objetivo es reducir el consumo de carburante y también del impacto ambiental. Te contamos cuáles son sus claves y todas sus ventajas.
El transporte es uno de los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial y, por tanto, del cambio climático. Es por ello que promover y sentar las bases de una movilidad más sostenible es uno de los temas prioritarios para las ciudades. Pero más allá de los esfuerzos a gran escala, también hay aportes individuales que podemos hacer en el día a día. La conducción eficiente es una de esas acciones que, además de resultar más amigable con el planeta, también nos ayudará a ahorrar.
Las ventajas de la conducción eficiente
Ahorro de combustible:
El comportamiento del conductor influye sobre el consumo de carburante. Además, también implicará ahorros en los costes de mantenimiento (frenos, embrague, caja de cambios, motor, neumáticos, etc.)
Reducción de la contaminación:
Además de contribuir a mitigar el calentamiento global, también implica mejoras en la salud, ya que la emisión de gases se asocia a enfermedades respiratorias y cardiovasculares, problemas oculares y jaquecas.
Mejora el confort de conducción y disminuye la tensión:
La conducción eficiente implica evitar frenazos y acelerones, lo que disminuye los ruidos del motor. Se trata de un tipo de conducción que invita a la tranquilidad y evita los estados de estrés producidos por el tráfico, lo que reduce el riesgo y la gravedad de los accidentes.
Mejora la seguridad vial:
Porque logra mantener una buena distancia de seguridad lo que implica tiempo de reacción suficiente. Además, promueve conducir anticipando y previendo lo que pueda suceder. Procura reducir la velocidad punta en un recorrido privilegiando una velocidad media constante.
10 claves para una conducción eficiente
1 | Salir sin acelerar:
No es necesario pisar el acelerador al arrancar (consume carburante inútilmente y la electrónica del vehículo regula las condiciones del encendido). En motores de gasolina, es posible iniciar la marcha inmediatamente después del arranque. En los diésel, es necesario esperar unos segundos antes de comenzar la marcha. En ambos, el calentamiento se realiza en movimiento: acelerar un motor frío lo desgasta mucho y consume combustible.
2 | Primera, solo para iniciar la marcha:
Sin abusar del acelerador. Tras 2 segundos o 5-6 metros recorridos, podemos pasar a segunda.
3 | Anticipar el cambio:
Acelerar progresivamente y sin pisar el pedal a fondo. En motores de gasolina, cambiar entre las 1.500 y 2.500 rpm; en los diésel, entre las 1.300 y 2.000 rpm. Según la velocidad:
- 2ª marcha: a los 2 segundos o 6 m.
- 3ª marcha: a partir de unos 30 km/h.
- 4ª marcha: a partir de unos 40 km/h.
- 5ª marcha: por encima de unos 50 km/h.
4 | Marchas largas:
Circular en las marchas más largas y a bajas revoluciones el mayor tiempo posible (el coche consume menos de esta forma). Es preferible circular en marchas largas con el acelerador pisado en mayor medida que en marchas cortas con el acelerador menos pisado. Pero siempre manteniendo el control del vehículo y con capacidad de respuesta.
5 | Velocidad constante:
Intentar mantener una velocidad uniforme, evitando frenazos, aceleraciones o cambios de marcha innecesarios. De esta forma se limita el desperdicio de energía y combustible. Además, el consumo de carburante aumenta en función de la velocidad elevada al cuadrado: un aumento del 20 % (pasar por ejemplo de 100 a 120 km/h), supone un 44 % más en el consumo.
6 | Deceleraciones:
Soltar el acelerador y dejar rodar el coche con la marcha engranada. El motor actuará como freno y el consumo será cero. Si es posible, detenerse sin reducir de marcha o reducir la marcha lo más tarde posible. Frenar suave con el pedal de freno.
7 | Pendientes:
En subidas, retrasar en lo posible la reducción de marchas y acelerar ligeramente. En bajadas, utilizar marchas largas y rodar por inercia, evitando siempre cualquier situación de riesgo.
8 | Paradas:
En paradas prolongadas (por encima de 60 segundos), se recomienda apagar el motor.
9 | Anticipación y previsión:
Mantener siempre una adecuada distancia de seguridad y un amplio campo de visión que permita ver 2 o 3 vehículos por delante. Al detectar cualquier obstáculo o reducción de la velocidad de circulación, soltar el acelerador sin demora para anticipar las siguientes maniobras.
10 | Además…
- Utilizar el GPS y/o planificar la ruta para evitar vueltas innecesarias.
- Consultar el estado del tráfico para esquivar atascos con caminos alternativos.
- Revisar los neumáticos: una presión adecuada evita sobregasto de combustible y alarga la vida útil.
- Mantenimiento: un vehículo en buenas condiciones mecánicas contribuye a la conducción segura y eficiente.
Consulta más tips aquí.
¿Sabías que…?
- Circular a gran velocidad es uno de los factores que más incluye en el consumo de carburante.
- En España el transporte quema más del 60 % del petróleo que se consume.
- Practicar un estilo de conducción eficiente reduce el consumo de combustible una media de 15 % y también la emisión de CO2 en la misma medida, además de otras sustancias nocivas para el ambiente y para la salud.
- Un solo litro de gasolina emite a la atmósfera entre 2,35 y 2,6 kilos de CO2.
- El peso extra y los portaequipajes de techo pueden aumentar el consumo de gasolina hasta un 40 %.
- Las ventanillas abiertas implican un consumo extra del 5 % porque aumentan la resistencia al avance.
- Las lunetas térmicas, la calefacción y, sobre todo, el aire acondicionado, incrementan el consumo hasta un 25 %.
- Se estima que un vehículo nuevo contamina un 95 % menos que los fabricados hace 20 años.
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